Un diagnóstico prematuro, una asesoría familiar en torno al problema y un correcto uso y mantención del equipo auditivo utilizado serían las claves para el bienestar de los niños con Hipoacusia.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 466 millones de personas, o sea, el 5% de la población mundial, sufre algún tipo de sordera. De ese número pueden desprenderse 34 millones, cifra que solo se refiere a niños.
Eileen Beckett es educadora diferencial y especialista en Trastornos de Audición y Lenguaje y trabaja en el Centro Comunica, específicamente en el programa de Asesoría para Padres. Enfocado en la Terapia Auditivo Verbal, este programa enfatiza el desarrollo de las habilidades auditivas en los niños para la adquisición del lenguaje a través de la audición.
Se estima que el 60% de los casos de sordera de cualquier tipo, en niños, se debe a causas prevenibles.
La especialista dice que es fundamental detectar estos problemas (de sordera en general) con la mayor antelación posible. “Es prioritario que los niños sean identificados, diagnosticados y equipados con la amplificación óptima lo más tempranamente posible, ojalá antes de los seis meses de edad”, dice.
Lamentablemente, el diagnóstico y comienzo de los tratamientos se ve aletargado por los mismos pacientes que no admiten presentar este tipo de problemas de audición. Según expertos, la gente espera entre 5 y 7 años antes de resolver su problema de sordera.
La Hipoacusia, como tal, corresponde a la disminución de la sensibilidad auditiva y puede afectar a uno o ambos oídos, siendo unilateral o bilateral respectivamente. De la misma forma, la Hipoacusia se mide por niveles que van en orden ascendente y serían Hipoacusia Leve, Moderada, Severa, Profunda y Anacusia, siendo la última correspondiente a la pérdida total de la audición.
Eileen comenta que es fundamental asesorar a la familia de los niños con Hipoacusia y enseñarles a vivir con ella. “Como profesionales asesoramos a los padres para el correcto uso y mantención del equipamiento auditivo, manteniéndonos siempre en contacto con médicos otorrinos y centros auditivos para estar al día con las novedades tecnológicas”.
Según la experta, lo primero y más complejo es hacerles entender a los padres sobre el problema de sus hijos, que lo acepten y puedan vivir con ello.
“Cuando un niño es detectado como portador de Hipoacusia, los padres se enfrentan a un diagnóstico que es comparable a un hecho dramático de la vida, como la muerte de algún familiar. Se dice que (los padres) sufren un trauma psíquico y entran en un proceso de duelo”, dice la experta.
Asimismo, la educadora argumenta que es primordial iniciar los tratamientos cuanto antes y empezar a afrontar el problema de raíz. “Bajo este panorama, los padres se enfrentan a la decisión del tipo de enfoque terapéutico que los guiará para la estimulación de su hijo. Si seguirá una terapia enfocada en la vía visual (Lectura de Señas o Labiofacial) o en el desarrollo del potencial auditivo por medio de la tecnología (audífonos digitales, implante coclear, vibradores óseos, etcétera)”, sostiene.
Sin embargo, la especialista dice que en Chile no contamos con la tecnología necesaria o aún no se ha incorporado de forma genérica. “En Chile no existe el Screening Neonatal Universal, por lo que muchas veces los niños son identificados y diagnosticados muy tardíamente o han sido tratados como portadores de otra patología al no comunicarse con normalidad”, argumenta.
Sin embargo en la actualidad la detección puede ser muy temprana. “Los niños son diagnosticados en la misma clínica u hospital y por lo tanto, a veces -no siempre- se tratan de manera precoz”, añade.
En cuanto a los aparatos utilizados, la experta recomienda tener especial cuidado con ellos, ya que serían parte importante en el desarrollo de los niños. “El cuidado y mantención del equipamiento auditivo es fundamental ya que la base del aprendizaje es la audición óptima y el uso constante de audífonos. ¡Y no solo por pocas horas al día!”, dice.
Eileen Beckett, quien también es magíster en Neurociencias aplicadas a la Educación, sugiere a los padres y cuidadores acudir a menudo al otorrino para extraer posibles tapones de cerumen, ya que estos mismos moldes pueden ocasionar una acumulación excesiva en el oído.
“Debemos estar consientes de lo importante que es diagnosticar el problema a una edad temprana y tratar a nuestros niños desde el comienzo de su niñez. Orientarnos en el tipo de colegio al que asistirán, sea una escuela especial o una escolaridad común”, finaliza.
Hoy en día, 1100 millones de jóvenes (entre 12 y 35 años) están expuestos a padecer algún tipo de pérdida auditiva por su exposición al ruido en contextos recreativos.
En relación a lo mismo, la OMS estima que para el 2050 serán más de 900 millones los que presenten algún tipo de sordera, correspondiente a 1 de cada 10 personas en el mundo.